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Peregrinaciones

Disfruta de dos de las rutas de peregrinación más importantes de Europa a su paso por Barcelona: el Camino de Santiago, con el monasterio de Montserrat como parada clave. Y el Camino Ignaciano, con la Cueva de San Ignacio de Manresa como principal reclamo. Unos espacios que invitan al peregrino a ir más allá en su búsqueda espiritual al ritmo pausado que marca la naturaleza.

Camino de Sant Jaume

1. Camino de Santiago o Sant Jaume

Es la ruta espiritual más antigua de Europa. Data de principios del siglo IX y culmina ante la tumba del apóstol Santiago en la Catedral de Santiago de Compostela (al noreste de la Península Ibérica). Y Barcelona ha sido, ya desde la Edad Media, una parada necesaria para muchos peregrinos que llegaban en barco.

En la ciudad encontramos espacios que recuerdan al apóstol como la iglesia de Sant Jaume situada cerca de la Rambla, o la plaza Sant Jaume (sede del Ayuntamiento y del Palacio de la Generalitat), donde podemos observar una escultura ecuestre del santo en uno de los edificios.

Barcelona cuenta con una señalización urbana que se inicia en el puerto, y transcurre por la Rambla y calles tan conocidas como el Portal de l'Àngel o el modernista paseo de Gràcia. El tramo urbano sale de la ciudad por la sierra de Collserola en dirección a Sant Cugat del Vallès y llega al monasterio benedictino de Montserrat, siguiendo el llamado camino catalán de Sant Jaume desde Barcelona. Un recorrido total de casi 1.200 km que unen la ciudad mediterránea de Barcelona con la tumba del apóstol Santiago en Santiago de Compostela (Galicia).

El caminante que opte por iniciar el camino en Barcelona, puede conseguir la llamada "credencial del peregrino" en la misma iglesia de Sant Jaume (calle de Ferran, 28).

Una experiencia transformadora con Barcelona como parte de un camino de peregrinación que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y que en 2022 celebra su Año Jubilar al prorrogarse las celebraciones como consecuencia de la pandemia del COVID-19.

Camino Ignaciano

2. Camino Ignaciano

Es un recorrido que muchas personas vienen experimentando desde hace siglos. El objetivo es recordar el viaje que San Ignacio hizo desde su localidad de nacimiento, en Loyola (Guipúzcoa, País Vasco), hasta la ciudad de Barcelona, desde donde embarcaría para llegar a Tierra Santa. Un proceso de transformación iniciado por este caballero en pleno siglo XVI y después de abandonar su confortable vida dentro de una familia noble.

La epidemia que sufría Barcelona lo obligó a permanecer en la ciudad de Manresa, donde vivió una sacudida espiritual que lo llevaría a profesar el voto de pobreza y a plasmar su experiencia en el libro titulado "Ejercicios espirituales". Pasos previos a la fundación de la Compañía de Jesús en 1540. Es por eso que espacios como la Cueva de San Ignacio, donde vivió durante su estancia en Manresa, son de visita obligada.

Un personaje clave en la historia del catolicismo que también cuenta con referencias en Barcelona, ciudad donde realizó diferentes estancias y donde también estudiaría. Espacios como la iglesia de los Jesuitas de la calle Casp (donde dejó su espada de caballero), la plaza de la Llana en el Barri Gòtic (donde habría residido durante sus estancias en la ciudad), la plaza del Ángel (donde se encontraba el estudio donde aprendía latín), la Basílica de Santa Maria del Mar (donde pedía limosna, tal y como recuerda la escultura del artista Lau Feliu que se encuentra en su interior) o la misma catedral (espacio de oración del futuro santo).

Ya fuera de Barcelona, y aparte de Manresa, el monasterio de Montserrat es otro de los puntos importantes de este Camino Ignaciano. Un camino que comienza en el País Vasco y llega hasta Barcelona después de recorrer más de 700 kilómetros. Además, 2022 ha sido Año de Conmemoración Jubilar con motivo del recuerdo de los 500 años de la estancia de San Ignacio en Manresa.

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